La idea de “hogares inteligentes” es una que realmente ha despegado en la última década. El concepto se basa en la idea de “teléfonos inteligentes” y otros dispositivos similares, a los que se puede acceder desde cualquier lugar donde haya una conexión a Internet. En el caso de las casas inteligentes, una persona tendrá acceso a todo en su hogar (electrodomésticos, dispositivos, servicios públicos, etc.) a través de Bluetooth e internet inalámbrico.

En el futuro, esto se extenderá hasta el punto en que el “Internet de las cosas” (IoT) se convierta en una realidad. Este concepto se refiere a la forma en que el mundo digital y el mundo real se entrelazarán como nunca antes. Por un lado, esto será impulsado por los billones de dispositivos, sensores y geoetiquetas que conectan innumerables puntos del mundo real a Internet.

Por otro lado, la experiencia de las personas del mundo real estará cada vez más mediada a través de la realidad aumentada, la realidad virtual (AR / VR) y la ayuda de la inteligencia artificial. Además de eso, la capacidad de conectarse con casi cualquier persona y todo revolucionará la forma en que vivimos. Y, curiosamente, muchos de nosotros hemos tenido una vista previa de esto debido a la reciente pandemia.

Por un lado, las personas en 2050 estarán acostumbradas a poder recibir casi todo en la puerta de su casa. Los servicios de entrega puerta a puerta probablemente se volverán cada vez más automatizados e involucrarán autos inteligentes, vainas de transporte que conducen sobre sus propias pistas y drones aéreos.

Del mismo modo, casi todo se podrá hacer desde la comodidad del hogar, especialmente cuando se trata de trabajar. Las oficinas en el hogar con Internet de alta velocidad se convertirán en la norma, las reuniones serán virtuales y viajar por negocios o asistir a conferencias será en gran parte inaudito.

Incluso la educación se llevará a cabo en el hogar o dentro de bloques de apartamentos y viviendas individuales. Al igual que en la educación a distancia, los niños iniciarán sesión en aulas virtuales donde son guiados (con la ayuda de un maestro o IA) a través de varias lecciones. Los hápticos proporcionarán la sensación de una educación “práctica”, eliminando la necesidad de estar físicamente en un salón de clases.

También se proyecta una explosión en el uso de robots domésticos para el año 2050. Estos podrían tomar la forma de unidades móviles o electrodomésticos de próxima generación que se integran directamente en una habitación. Estos robots podrán manejar todo, desde el mantenimiento doméstico regular, la limpieza, la preparación de alimentos y otras tareas similares.

Además, el concepto de “casa inteligente” alcanzará proporciones literales. Los ‘administradores’ de IA del hogar seguramente se convertirán en una característica común de los hogares del futuro, conectados a todos sus dispositivos, ejecutando sus robots domésticos y sus electrodomésticos, y monitoreando sus hábitos para asegurarse de que se está ajustando a su presupuesto.

Sistemas distribuidos

Otro cambio interesante es la forma en que se distribuirán la energía, el dinero, los bienes y servicios, e incluso la política y la administración en los próximos años. Mientras que la revolución industrial trajo consigo una mayor centralización del trabajo y la economía que todavía está en uso hasta el día de hoy, el mundo del mañana estará casi completamente descentralizado.

Por ejemplo, en la entrega anterior, analizamos cómo una mayor dependencia de la energía renovable afectará la economía global. Dado que la mayor parte de la demanda de electricidad seguirá proviniendo de los centros urbanos, el cambio será visible en términos de cómo y dónde se genera la energía. En resumen, las preocupaciones energéticas del futuro se alejarán de las redes centralizadas y se volverán más localizadas.

Hoy en día, la infraestructura para proporcionar electricidad (también conocida como la red eléctrica) consta de los siguientes elementos conectados:

centrales eléctricas ubicadas lejos de áreas densamente pobladas, que están conectadas

Transmisores eléctricos para transportar energía a largas distancias.

Subestaciones eléctricas que transforman el voltaje de alta transmisión a baja distribución.

transformadores de distribución a viviendas y edificios individuales

El término “red” es apropiado porque la electricidad se genera en un lugar central y luego se enruta a través de una red similar a una red hacia donde se necesita. En contraste, para el 2050, las ciudades tendrán centrales eléctricas distribuidas que funcionan con energía solar, eólica, piezoeléctrica, geotérmica, de biomasa y otras fuentes de energía “verde”.

Estos centros localizados proporcionarán energía para un área específica, y es probable que los edificios grandes proporcionen su propia energía utilizando paneles solares integrados, turbinas y generadores de biocombustible. Sin embargo, las redes eléctricas no desaparecerán, ya que el desarrollo de la energía de fusión y los reactores Tokamak seguirán requiriendo centros y nodos de distribución.

La proliferación de internet inalámbrico, internet satelital y tecnología blockchain también significará que las personas pueden conectarse en cualquier lugar y en cualquier momento. Como resultado, la política podría parecerse más a “reuniones de ayuntamiento”, que serán eventos virtuales en los que podrán participar muchas más personas. De la misma manera que las videoconferencias significarán que la mayoría de los negocios se realizan de forma virtual, la política local también Ser afectado.